El parecido entre madre e hijo, habiendo utilizado óvulos de donante para concebirlo, puede ser sorprendente. Y no sólo es debido a que las clínicas de reproducción seleccionamos a la donante que más se parece a la receptora de óvulos, sino por el fenómeno llamado regulación epigenética.
Uno de los miedos cuando una mujer se decide a hacer una donación de óvulos es si aceptará que su futuro hijo no lleve sus genes o no se parezca a ella. Pero diversos estudios demuestran que lo que define cómo somos no es únicamente nuestro material genético.
¿Cómo influye la regulación epigenética a los parecidos madre-hijo?
Antes de contestar esta pregunta hay que definir qué es un gen. Un gen es un fragmento de ADN que lleva la información necesaria para especificar los rasgos físicos y biológicos de un ser humano. La regulación epigenética es el fenómeno que se da para que los genes se expresen (funcionen) o no.
El contenido de ADN de los genes no varía, pero se activan o se inhiben, por la regulación epigenética.
Esta regulación epigenética está activa toda la vida, pero es más importante durante el crecimiento del embrión y del feto, porque es, en esos momentos, cuando las células se diferencian y especializan para desempeñar su función específica (convertirse en células renales, cardiacas, de la piel, oculares etc.).
Es decir, todas las células de nuestro cuerpo (menos los óvulos y espermatozoides) tienen la misma secuencia de ADN, pero gracias a la epigenética, se diferencian en un tipo de células u otro.
¿Cómo se consigue que los genes se activen o se inhiban?
De una manera sencilla, podríamos decir que esto se consigue porque unas moléculas se unen a una parte determinada del gen y esto hace que ese gen pueda funcionar (expresarse) o no.
Las moléculas se unen al gen dependiendo de diferentes factores (no todos ellos conocidos) que incluyen la dieta, los hábitos, contaminantes ambientales…. Estos cambios pueden pasar de generación en generación ya que se ha visto en varios estudios, que el estilo de vida de los abuelos puede tener consecuencias fenotípicas en sus nietos.
¿Cómo influye la madre gestante en la epigenética?
Cuando se forma el embrión a partir de un óvulo y un espermatozoide, éste sufre una “reprogramación epigenética”, es decir, se modifica la epigenética de las células reproductivas y se crea la del propio embrión de manera única.
Este epigenoma nuevo en el embrión, se ve influenciado por el ambiente intrauterino ya que el embrión consigue las moléculas que se unen a los genes, para activarlos o desactivarlos, de los fluidos maternos. Es por eso, que la madre gestante modifica la información genética del feto.
Hábitos como el tabaco, consumo de alcohol, la práctica de ejercicio, el estrés o la dieta, influirán en el epigenoma del bebé.
Alteraciones como la diabetes tipo II, la obesidad, la hipertensión, el asma o la esquizofrenia podrían tener su origen en la nutrición de la madre durante el embarazo y la lactancia
Por ejemplo, si la madre padece diabetes gestacional, los niveles altos de glucosa a los que el bebé está expuesto pueden desencadenarle cambios epigenéticos. Si el bebé es una niña, tiene más probabilidades de padecer diabetes gestacional cuando sea ella la que geste.
O si la madre tiene una dieta muy calórica durante el embarazo, hay más probabilidades de que ese bebé sea obeso en su adultez.
La madre gestante influye en el epigenoma del bebé y éste influye en algunos rasgos físicos, en el carácter y en la susceptibilidad a determinadas enfermedades.
Por ello la madre gestante, aunque no comparta los genes con su hijo, tiene un papel muy importante ya que puede influir en las futuras características, tanto físicas como psíquicas, de su hijo.
Si te estás planteando ser madre por donación de óvulos pero te preocupa tu parecido con tu hijo y no compartir su genética, ten la seguridad de que moldearás el ADN de tu hijo gracias a la epigenética y pondrás tu pequeño granito de arena “genético” en cómo será tu hijo.
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Dra. Sylvia Fernández-Shaw Zulueta – Directora de URH García del Real
